Por
Redacción de Radio el Faropr.com
En el 1946, se llevó a
cabo una reunión de la cosa nostra cubana en la ciudad de la Habana. Meyer
Lansky, fue designado como el principal encargado de ampliar en Puerto Rico,
todas las inversiones producto de los negocios ilícitos de la cosa nostra
cubana. Para esa época se llevaron a cabo con parte del dinero producto de los
negocios turbios e ilícitos de la mafia cubana las construcciones del Hotel
Tropicana Havana Hilton, en Cuba y el Hotel Caribe Hilton, en Puerto Rico.
La astucia y tenacidad de
Meyer Lansky, lo llevo a convertirse en gerente general de la general motors,
donde se lavaba mucho dinero sucio de unos mafiosos de nombre Vito Genovese y
Amleto Batisti. De ahí fue que nació un refrán muy famoso en aquellos tiempos
que decía: “dale a cada puertorriqueño un auto y a cada mafioso un casino”.
Meyer Lansky, a quien
apodaban (Santo Traficante), junto a una decena de mafiosos cubanos tuvieron
que huir tras la caída del régimen de Fulgencio Batista en el 1959, tras la
revolución cubana a la cabeza de Fidel Castro. Con la llegada de todos esos
mafiosos que se instalaron en Puerto Rico, se infiltraron todos esos elementos
del bajo mundo en distintas industrias como: televisión, radio, hoteles, casas
de prostitución, agencias de publicidad, ventas de autos, mueblerías y en la
política local que no fue la excepción a las reglas.
En Puerto Rico, esa misma mafia
llego a controlar las carreras de caballos, el ron, las apuestas y los puertos.
Todo ese esfuerzo iba dirigido a tratar de “Cubanizar” y “Miamizar” las ramas
de la economía americana.
Para los planes de la
mafia cubana, ya Puerto Rico, se había convertido en terreno fértil para la
inversión en el turismo, la construcción de hoteles, las carreras de caballos y
como principal punto de enlace para el mundo de las drogas. La gran oportunidad
llego cuando se estableció el programa de “operación manos a la obra” que a su
vez trajo la Ley de Incentivos Económicos. La mafia cubana activo todos sus
planes con la inversión y el lavado de dinero en diversas industrias, ya que
todas esas medidas tomadas por la administración del gobierno del PPD eran
beneficiosas para la mafia, ese era su “gran negocio”.
Meyer Lansky, era un
hombre frio y calculador que se valió de su astucia para llegar a ser amigo de
Conrad Hilton, a quien utilizo para materializar sus objetivos en el mundo
hotelero. En el 1949, el entonces gobernador Luis Muñoz Marín, le escribió a
Conrad Hilton para que viniera a Puerto Rico y se encargara de desarrollar
varios hoteles. En aquel entonces Hilton era conocido por sus operaciones
económicas en Cuba y su relación con el crimen organizado. Muñoz, que no era
ningún pendejo nunca estuvo ajeno a eso y él sabía que tenía ante si al mismo
hombre que construía en la Habana todos aquellos grandes y opulentos hoteles y casinos
que albergaban la actividad criminal del juego, las apuestas, las drogas y la
prostitución.
Para enero de 1959, la
revolución cubana vino a sellar el traslado de las actividades de la mafia
cubana hacia Puerto Rico, como su base principal de operaciones para los EE.UU.
y el Caribe. Desde el 1951, el gobierno federal había tenido que aceptar que se
les había ido de las manos la situación en torno a la mafia cubana y que sus
efectos eran más impactantes y nocivos en Puerto Rico que en las ciudades de
Nueva York y Miami. Toda esa situación los lleva a admitir que el exilio de la
mafia cubana, se había posicionado y dominaba el tráfico de drogas, junto a
otras actividades delincuenciales.
Otro de los mafiosos que
se vio obligado a tener que abandonar a Cuba, fue Luis Puro, a quien se le
relacionaba con la mafia norteamericana y era dueño de varios hoteles en el
área este de Puerto Rico. Con la ayuda del gobierno de Puerto Rico, Puro y su
socio de nombre Sam Schweitzer, construyeron los hoteles San Juan, el edificio
SJ Towers (hoy propiedad de Joel Katz) y El Conquistador en Fajardo.
La corporación PFZ, de
Luis Puro, tomo mucho dinero prestado al gobierno y al banco popular. La crisis
del turismo para el 1967, unido al despilfarro y saqueo de dinero por parte de
la familia Puro quebraron a la corporación PFZ. Entre los trabajadores que
laboran para la corporación de Luis Puro, se encontraba un carpintero de nombre
Jack Katz. Al cabo de un tiempo Jack Katz, contrajo matrimonio con una de las
hijas de Luis Puro y nace Joel Katz, como hijo de la pareja.
Muy hábilmente Joel Katz,
como “inversionista y desarrollador de
proyectos” se hace amigo del extinto Alcalde de Carolina José E. Aponte De La
Torre, quien asume su rol de mentor y le cargo las maletas a Joel Katz en todas
sus actividades obscuras y con el abortado proyecto de Costa Serena en el mismo
lugar donde radica monte grande. Para el 1986, estando el PPD en el poder Luis
Puro, el padre de Joel Katz, trato de desalojar a unos vecinos que vivían en la
colindancia de monte grande en Loíza. Puro recurrió al Tribunal Superior de
Carolina, pero la Juez Superior Rita Vélez de Borras, le fallo en contra y
perdió el caso de pretender sacar a esas personas de dicho lugar. Las familias
que allí residían lograron probar al Tribunal que eran dueños originales de las
tierras que colindaban con monte grande y que habían vivido allí durante
décadas. Estas familias todos de la raza negra, eran humildes pescadores, que
también se mantenían de la producción de carbón vegetal y la agricultura de
frutos menores para su sustento.
Hoy en el 2013, vemos como
la historia se repite y resurge el “inversionista y empresario” Joel Katz, como
apoderado del equipo de baloncesto superior de Humacao y Carolina a la vez y en
contubernio con el actual Alcalde de Carolina, José Carlos Aponte , pretenden
apropiarse de unos $250,000.00, so pretexto de un donativo municipal con fondos
del erario público. De concretarse este burdo “tumbe”, estos facinerosos y
patanes le estarían facturando al pueblo de Carolina unos $25,000.00 por juego,
sin tomar otros ingresos que generan las cafeterías que también se las dieron a
Katz, como incentivo municipal y el costo del uso del Coliseo Guillermo Angulo y
el personal que se usa en cada actividad como esta y el costo de energía eléctrica
y el de agua.
Mire mi hermanooo . . .
aquí sí que huele a peje e’ maruca hediondo, porque el deporte en Carolina ha
sido secuestrado y se mantiene como rehén en manos de la mafia ancestral que ha mantenido oculto su verdadero rostro y
todo esto que hoy sale a relucir, lo que confirma lo que hemos advertido de los
Aponte- Gambini y su imperio mafioso, racista y maligno. Seguiremos Informando,
seguro que sí, esperen y estén muy atentos viene más por ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario